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Como buenos amantes de la comida abundante y grasienta no pudimos evitar asentir repetidamente con la cabeza y ojos llorosos cuando nos invitaron a probar los nuevos platos de Foster's Hollywood. Nos miraron al estómago y propusieron la idea. Luego miraron a nuestros ojos vacíos y llorosos y entonces se percataron de que, efectivamente, hace años que la lorza es quien controla el resto de nuestras funciones corporales. El resto vino solo.
Vale que de aquello hace ya unas semanas, pero repetidas visitas no nos han servido sino para reafirmarnos en nuestras opiniones. Puede que seamos grandes amantes de la comida americana, pero ante todo somos objetivos. Y no, nadie nos patrocina pero creemos firmemente que deberían empezar a subvencionarnos las cuotas del gimnasio.
PatiNachos San FernanBacon o «Chilli & Cheese Fries». La fusión perfecta.
Si algo nos caracteriza es nuestra pasión por las «Bacon Cheese Fries» (patatas fritas y bacon crujiente cubiertas por cantidades obscenas de queso fundido y salsa ranchera) a la que se suma nuestro recientemente adquirido gusto por los «Nachos San Fernando» (nachos con pico de gallo -mezcla de verduras picadas-, pimientos jalapeños, chilli con carne y crema agria, cubiertos con queso fundido).
Pero si por la unión de los poderes del Capitán Lorza y por la materialización de nuestros sueños más húmedos ambos platos se fusionaran, tendríamos las «Chilli & Chees Fries». Lo mejor de ambos mundos en una ración generosa de patatas fritas con chili y carne, pico de gallo, queso fundido, jalapeños, salsa ranchera, salsa "smoked red pepper" y cilantro.
Sólo podemos decir que si había algo capaz de retirar del podio a las patatas más solicitadas y con más solera de la carta de entrantes de Foster's Hollywood, son éstas nuevas.
La mezcla es realmente espectacular. Pinchas donde pinches, siempre encuentras ingredientes diferentes para llevarte a la boca. El punto picante de los jalapeños nos ha ganado por completo y sólo faltaría cambiar el toque de salsa ranchera por crema agria, y tendríamos un combo mexi-yanki digno de... DIOS, NO PODEMOS ESCRIBIR CON TANTA SALIVA... ¡Enfermera: aspiración!
Se agradece tanta variedad diseminada por doquier, lo que mejora sustancialmente el plato de patatas original que puede volverse un poco monótono tras la primera tonelada y quizás algo soso si no has tenido cuidado y has devorado la salsa y el bacon de las capas más superficiales al principio. Esto con las «Chilli & Chees Fries» no ocurre ya que siempre hay donde "pescar" para alegrar un poco el paladar. Sacar los nachos de la ecuación, provee la sensación de estar comiendo comida de verdad y no un snack con esteroides por mucho que nos gusten.
Gordos del mundo, uníos y probadlas. No tienen desperdicio.
WagYú Burger: amor u odio por el Wasabi.
Jamás hemos hablado de la hamburguesa Black Label, cuando escribimos la anterior review aún no la habíamos probado y cuando lo hicimos le añadimos ketchup, por lo que la destrozamos (sólo ocurrió una vez, lo juro), pero la excepcional calidad de la carne y la combinación de unos ingredientes atípicos para una hamburguesa -como el tomate seco, bacon al bourbon, cebolla caramelizada o diferentes variedades de queso como el queso de cabra, monterey, cheddar o parmesano- la hacen muy especial y sabrosa.
Pero más especial es la apuesta por incluir en esta WagYú Burger un ingrediente que aúna tanto a amantes como detractores... y en posturas radicalmente diferenciadas: El Wasabi.
El wasabi o "esa cosa verde que sabe rara" y pica no como una guindilla sino como te esnifaras un chupito de amoniaco y prendieras fuego a tus fosas nasales después, es la pasta que habitualmente consumimos acompañando al sushi. Este condimento japonés se elabora a partir de un tubérculo similar al nabo -con perdón- y tiene un sabor picante muy característico y peculiar capaz de competir con el Vicks Vaporub a la hora de despejar las vías respiratorias. Pues bien, tanto la hamburguesa WagYú como las patatas fritas de la guarnición, vienen bien cargadas con una mayonesa a base de wasabi.
Unas hojas de lechuga trocadero hacen las veces de cuenco para un ensalada de trocitos de mango, zanahoria y vinagreta de jengibre y soja -muy aromática y sabrosa utilizada en la ensalada «California»- que, junto a la cebolla roja caramelizada, aportan un toque dulce muy acertado que complementan el sabor de los 200gr. de carne de vacuno Wagyu.
No sabemos si es para acompañarla, pero todo lo que hay en plato es susceptible de terminar entre el pan y así lo hacemos. La mezcla es simplemente espectacular. Los sabores se funden. Suben y bajan. La carne es jugosa y más suave que la ternera del resto de hamburguesas de la carta.
Si nunca has probado el wasabi o si lo has hecho pero no te ha gustado... huye. Huye como una hemorroide lo haría de una rodaja de limón. Iniciarse en el consumo de wasabi es algo similar al de la cerveza: a nadie le gusta la primera vez que la prueba, pero luego se adquiere una asombrosa tolerancia y un gusto por su consumo. Quizás la WagYú burger no sea lo más apropiado para lanzarse, pero si por el contrario disfrutas de su sabor y te encanta consumirlo no sólo con el sushi, sino también en snacks y en otros platos: ¡Adelante! La combinación asombra y jamás pensarías que no sólo pudieras disfrutar tanto de una hamburguesa, sino también de unas patatas fritas con esta combinación.
Por cierto, las vacas japonesas de la raza Wagyu son propias de la ciudad japonesa de Kobe, y un producto bastante especial y caro. Dicen las malas lenguas que estas reses son masajeadas con gustirrinín... ¿Un producto tan exclusivo en una hamburguesa?, hmmmm... por el momento tomaremos el origen ninjitsu de la carne con la prudencia que nuestra sensatez nos permita.
«Maui Salad»: La ensalada que cruje pero que no pilla podio.
Ensalada campestre con pollo, cebolla roja, mango, pepinillos, zanahoria, nueces pecanas, pimiento rojo, maíz, salsa "Sweet Teriyaki", mezcla de semillas -semillas de wasabi y sésamo tostado- y vinagreta de cacahuetes. Todo esta amalgama de ingredientes empotrados entre láminas de pan sardo.
Bien, llegamos al punto en el que todas las franquicias de comida caen. Cuando entran ingredientes nuevos en los menús, estos se propagan a lo largo de todos los platos unas veces con más acierto que otras. Hasta aquí es lógico si tenemos en cuenta que forma parte del modelo de negocio. En el caso de la Maui Salad esto se lleva a rajatabla e introduce como puede el mango y la zanahoria en la ecuación.
Ante todo decir que estamos es una ensalada sabrosa, exótica y diferente. Las salsas cumplen un papel importante puesto que son los ingredientes que más marcan la diferencia. Sin embargo la intensidad de la vinagreta de cacahuete fagocita casi todo el sabor y se hace un poco pesada. Es como impregnarse las encías con una cucharada de mantequilla de cacahuete.
Las láminas de pan sardo-pan originario de Cerdeña y similar a una torta fina y crujiente- aportan un puntito texturizador, crujiente y curioso. Es complicado comerse esta ensalada entre tanto ingrediente pequeñito pero se agradece encontrarse un trocito del pan en el bocado.
Por lo demás, aunque siendo fan de las frutas en las ensaladas, el mango parece metido con calzador. Aunque la sensación que impera tras comerla es la de estar buena, ser curiosa y distinta. Aún así no nos termina de parecer una ensalada de plato único con la que quedarte saciado. Vale la pena probarla y experimentar, pero no son de las que repetiríamos excepto en una noche loca, sin demasiada hambre y con ganas huir de los platos de "acierto seguro".
«BBQ & Ranch Chicken Flatbread»
La reinvención del Foster's Flatbread, hecha para carnívoros. Porque si esta torta similar a la masa de pizza (base de mezcla de quesos y cubierta con pera, rúcula, queso Gorgonzola, nueces, cebolla morada caramelizada y una salsa vinagreta balsámica) aportaba a los entrantes de la franquicia un toque diferente y proclive al autoengaño -¡Mira, es sano porque tiene verdín y no lleva carne!-, el «BBQ & Ranch Chicken Flatbread» destroza este concepto llenándolo con dosis malsanas de sabor e ingredientes que invitan a desabrocharte el primer botón del pantalón.
Con una mezcla de quesos fundidos, salsa barbacoa, pechuga de pollo marinada, bacon crujiente y salsa ranchera, lo que era un entrante semi-sano se convierte en un plato robusto que nada tiene que envidiar a una pizza barbacoa. El único problema es que al estar tan bueno, se acaba rápido. Gigante con pies de barro si acudís varios a comer. Os descubriréis a vosotros mismos sobre ella como zombies sobre un abdomen lleno de tripas.
Volvemos a entrar en la dinámica de aprovechar los ingredientes que hay en la cocina pero esta vez de una forma mucho más acertada, capaz de llegar a nuestros obesos estómagos con más alegría que con la Maui Salad. La combinación de la salsa ranchera con barbacoa es simplemente... ¡OH! La jugosa pechuga, intercalada con trocitos crujientes de bacon nos hizo llorar.
Y ahora el postre: Una de batidos «Supreme Milkshakes»
¿Qué es una buena comida sin finalizar la velada con un postre? Ya sabéis, esos pequeños placeres que justifican nuestra mera presencia en este plano de existencia. Y que sería de esta degustación si no rematáramos con algo dulce, por aquello de estimular la producción de insulina y tal. En esta ocasión Foster's Hollywood nos propone una nueva oferta en forma de batidos.
Para ello no sólo echan mano de los sabores más socorridos de esta generación: Cookies y Nocilla. Además añaden uno de tintes más saludables -si puede considerarse saludable un batido cuyo 30% lo compone un generoso copete de nata montada-: Manzana.
Tras los nombres de guerra«Chips & Cookie Shake», «Nocilla Shake» y «Apple Cake Shake», se esconden unos batidos intensos, robustos, y... espesos. De esos que apenas suben por la pajita y dejan tus labios en un rictus de selfie perenne. ¿Os acordáis de la receta de nuestro batido helado de plátano y yogur que casi no pasa por la pajita? Algo similar pero bastante menos light.
Sin duda nuestro favorito contra todo pronóstico y más con semejante bombardeo de nombres sugerentes e ingredientes a prueba de fallos, fue el «Apple Cake Shake». Un sabor intenso a manzana, refrescante, diferente. Me recordó vagamente al batido casero de frutas con galleta María que tomaba cuando era un pequeño infante lechón y me sacaban a pasear empujándome con un pie mientras rodaba cuesta abajo. Me encantaban.
Por otro lado los «Chips & Cookie Shake» y «Nocilla Shake», con base de vainilla, y toppings de mini-cookies en el primer caso y pepitas de chocolate en el segundo, no faltan a la cita del sabor... del exceso de sabor para nuestro gusto. En el caso del «Nocilla Shake el toque a avellana es el equivalente a que te derriben los dientes con un martillo pilón: tan intenso que puede llegar a cansar. Pero encontrar esos trocitos de toppings
flotando y atascándose en la pajita, ascendiendo hacia tu cerebro y taponándolo, hace que lo olvides todo y te dejes hundir por oleadas de placer inducidas por una sana embolia azucarada.
Epílogo
Si tuviéramos que definir con una palabra los nuevos platos recién incorporados a la carta de nuestra franquicia de comida americana favorita, ésta seria: arriesgada. Una apuesta exótica y diferente a excepción de las «Chilli & Cheese Fries» y «BBQ & Ranch Chicken Flatbread», dos platos orientados a un público más amplio, cuyo gordismo hablará por ellos mismos. Platos de acierto seguro que no decepcionan y sabes que te van a gustar sí o sí.
Siendo francos, los platos que menos nos han gustado no es que los odiemos, simplemente nos llaman menos la atención, porque también están buenos, pero quizás no tan buenos como los otros, y cuando hablamos de un plato que con facilidad puede llegar a 10eur., no es cuestión de jugártela. Ya sabéis, problemas de la "clase media".
Finalizamos esta review agradeciendo a los chicos de Fosters Hollywood Jaén por darnos la oportunidad de probar sus nuevos menús. Siempre estaréis con nosotros en nuestros corazones. Concretamente en esas vetillas de sano colesterol que recubren nuestras arterias.
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