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Si el hada de la diabetes se nos apareciera esta misma noche y nos obligara a elegir una pieza de repostería que representara fielmente el espíritu glotón y dulce de UhmmmCookies! quizás no sería una galleta, seguramente no sería una tarta o un cakepop, y creednos cuando os decimos que es muy difícil decidir cual de tus hijos es más guapo. Nos sudan las manos y nos lloran los ojos al escribir estas líneas, nos tiembla el labio inferior y un hilillo de baba se nos adivina por las comisuras. Acercamos el dedo al «ENTER» como si del botón del maletín nuclear se tratara...¡LOS CUPCAKES! Maldita sea, ¡los cupcakes son nuestros favoritos!
Lo primero: llamar a un cupcake "magdalena" es como decir que un carabinero es una gamba mutante ninja adolescente sobredimensionada y quemada al sol como un turista alemán en Fuengirola. Se parecen, vale, pero también se parecen los Conguitos a las deposiciones de los conejitos y aún no he visto a nadie acudir al cine con su Pepsi de medio litro y su conejo en el hombro. Os remitimos a este post donde os explicamos las diferencias.
Hoy vamos a enseñaros a cocinar no un cupcake, sino un orgasmo gastronómico que combina el sabor suave de los cupcakes y los aromas a mantequilla y vainilla de las tradicionales y crujientes galletas «María».
INGREDIENTES
PARA EL BIZCOCHO
100ml. de aceite de oliva suave (no traicionaremos nuestros orígenes jienenses)
220gr. de azúcar blanco
220gr. de harina normal
1 cucharadita y media de levadura
3 huevos medianos
150ml. de leche semidesnatada (ilusos, esto no hará que no engordéis comiéndolos)
18 galletas María
1 cucharadita de aroma de vainilla
PARA LA BUTTERCREAM
250gr. de mantequilla a temperatura ambiente
250gr. de azúcar glass
1 cucharada de leche
20 galletas María
Estos ingredientes son para 12 cupcakes, insuficientes a todos los efectos. Si queréis llenar una bañera para nadar hacer el Godzilla en ellos, calculad las cantidades proporcionalmente.
EL BIZCOCHO
Vamos a elaborar la base del cupcake: el bizcocho. Guardad esta receta bien porque nos servirá de base para muchas más recetas de cupcakes. Empezad precalentando el horno a 180ºC. Nunca, nunca subestiméis este proceso. La temperatura y su distribución en el horno son los responsables en gran medida de los desastres relacionados con bizcochos que no crecen o que terminan convertidos en versiones terroríficas de El Hombre Elefante.
Continuamos picando las galletas hasta convertirlas en polvo. A nosotros nos encanta dejar trocitos más grandes, luego aparecen crujientes al masticar y es el equivalente a descubrir un billete de 50eur. en un bolsillo del pantalón. Nunca se nos ha dado el caso, jamás llevamos tanto encima. Aprovechamos para mezclar la harina con la levadura y tamizarla para que quede bien suelta.
Batimos el azúcar con el aceite y cuando esté bien integrado añadimos los huevos uno a uno. No añadimos el siguiente hasta que la mezcla haya homogeneizado bien. Después agregamos la mitad de la mezcla de harina y levadura mezclando a continuación a velocidad baja. Recordad: MEZCLAR, NO BATIR. Excedeos en este punto y preparaos para hornear una piedra. Una vez integrado, añadimos la leche y seguimos mezclando. Cuando esté integrado de nuevo, se añade el resto de la harina y volvemos a mezclar.
En este punto tendréis el horno humeante como una kinki en una rave party, repartimos la mezcla en las cápsulas de cupcakes hasta llenar 2/3 de su volumen, y los horneamos en una bandeja para magdalenas o cupcakes durante 20-25 minutos. La bandeja no es necesaria si usáis cápsulas de cartón gruesas para cupcakes (cómo las de la fotografías), si no es vuestro caso, ayudará a que las cápsulas mantengan su forma y el cupcake crezca florido y hermoso de forma homogénea. Llenadlos más de los 2/3 de la cápsula y cuando comiencen a crecer en el horno preparaos para un espectáculo que no sabréis parar.
Cuando estén horneados, esperad unos 5-10 minutos antes de sacarlos de la bandeja y dejarlos enfriar en una rejilla. Cuando estén fríos, usad un descorazonador de fruta para arrancar el centro y rellenarlo con leche condensada. Hay que volver a taparlo, resistid la tentación de comer el centro.
LA BUTTERCREAM
Otro básico que tendréis que tener a mano siempre es la receta de la crema de mantequilla o buttercream. El procedimiento es muy sencillo: Sólo hay que batir la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar y la leche hasta que blanquee y doble su volumen. A temperatura ambiente no son 40ºC de la cocina en verano y -10ºC si vives en el crudo invierno canadiense o en el aseo de casa de mi madre (conservamos los langostinos para navidades tras la mampara de la ducha). Lo suficiente para que no esté derretida ni sea un bloque duro. Si puedes meterle un dedo y al sacarlo te da asco, ese es el punto.
Añadimos las galletas trituradas hasta hacerlas polvo y seguimos batiendo un par de minutos más. Cargamos la manga pastelera con la boquilla 2D de Wilton, que es la que hemos usado para ilustrar esta receta, y aplicamos la cobertura de buttercream sobre el cupcake con un movimiento en espiral desde fuera del cupcake hacia el centro.
Terminamos decorando el cupcake con mini-galletas María. Las de Mercadona van bien (aprox. 1.10eur el paquete de 350g.) y preparaos para degustar un placer indescriptible.
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